Comunicación

La subclase de la población

Por Sofía Isa Uscanga

     La diversidad lingüística empieza, según la Biblia, cuando Dios decidió confundir las lenguas de las tribus que estaban construyendo la torre de Babel. “Allí Yavé confundió el lenguaje de todos los habitantes de la tierra, y desde allí los dispersó Yavé por toda la tierra”.

     Decir que algunas de esas personas eran mejores que las otras y por eso les fueron dadas (por Dios) mejores lenguas es algo que no podemos probar. Sin embargo, vivimos como si eso fuera cierto. Existe la creencia de que hay lenguas, y por lo tanto culturas, mejores que otras, y que quienes forman parte de ellas son superiores. Así sucede con los que hablan español y juzgan que las lenguas indígenas son dialectos, meras formas primitivas del lenguaje. Y esto sucede no solamente con las lenguas indígenas sino con las demás formas de manifestación que tienen estos y otros grupos.

     Es ilusorio pensar en verdades en sí, en significaciones universales; lo único que hay son interpretaciones, posiciones de valor. La idea de que existe una supremacía cultural es también llamada “platonismo cultural”, ya que según Platón existían las formas eternas, o sea, una realidad ejemplar. Esto supone a su vez la subordinación de las demás formas a la que se erige como única y verdadera. Una de estas maneras de subordinación es la imitación, que trae consigo la nivelación de las ideas.

    El platonismo cultural está ligado con la idea del Dios único. Decir que hay quienes vienen de un Dios único y verdadero, y que fueron creados a imagen y semejanza de él, nos lleva al concepto de “verdad absoluta”, que sólo constituye una vara moral con la cual medir a las demás culturas, o bien, a las demás formas de ver la vida. En esto se basan los “civilizados” para colonizar a los que viven en un estado de “barbarie”.

   Pero es necesario tener presente que, por muy diferentes que todos seamos, nos une nuestra capacidad de reflexionar acerca de nuestro lugar en el mundo. Que cada quien reflexione diferente debería de tomarse como un beneficio y no una desventaja. La desventaja la vivimos con la nivelación de las ideas porque nos vuelve más intolerantes y más ciegos ante la riqueza que representa cada cultura. Y es que nadie puede evitar proyectar su visión cultural en el lenguaje, por lo cual ninguna cultura puede tener el derecho de juzgar a las demás como inferiores, y menos basándose en la lengua que hablan. En México este problema surgió muchos años atrás cuando los grupos indígenas fueron señalados como una subclase de la población.

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