Seguridad

Los grupos de autodefensa en México: evidencia de un gobierno ausente

Por: Mario Samuel Rico 

Foto: Miguel Carrillo

Los llamados grupos de autodefensa surgieron prácticamente con el nuevo sexenio, a comienzos del año en curso en el municipio de Ayutla, en la región de la Costa Chica de Guerrero. Como si esperaran el momento oportuno, como si lo que hemos visto en los medios todos los días nos preparara para verlos como algo normal y justo; como una prueba más de que debemos hacer algo.Captura de pantalla 2013-06-11 a la(s) 13.09.32

     Son parte del hartazgo que en general se vive todos los días en el país. Son grupos de pobladores de comunidades alejadas, que viven en el desamparo y el olvido; salvo en época de elecciones. Estos grupos, en ocasiones armados con herramientas propias de sus labores diarias o con armas de fuego, aparecieron a la luz de los medios de comunicación por realizar acciones policiacas como retenes y detenciones, sin que la autoridad parezca tomarlos en serio.

      A partir de determinada hora y armados con lo que pueden, patrullan su comunidad; sin seguir un código, sin recibir órdenes de autoridad alguna, sin necesidad de restricciones. Simplemente avanzan y buscan en su idea de justicia lo que ellos consideran delictivo. Y cuando lo encuentran, “actúan”.

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    Parece que se justifican amparándose en los ya conocidos usos y costumbres de estas alejadas comunidades mexicanas. Y es lógico. A simple vista parece correcta la aparición de las autodefensas en un país con un gobierno en el que, en sus primeros cien días, las ejecuciones y “levantones” aumentaron: hasta ahora el número es mayor a los 3,100 muertos.

    Han sido meses mediáticos, llenos de mensajes televisivos; pero meses en los que el cumplimiento de las promesas y  los compromisos parecen ser más a futuro que en el día a día.

     Uno de los primeros grupos se autodenominó Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero. Posteriormente se unieron, una a una, diferentes comunidades adyacentes a la primera desde el sur hasta el norte. De ahí aparecieron en el estado de Morelos, en los municipios de Tetelcingo y Tenextepango, para días más tarde surgir en Oaxaca; ya no sólo para combatir a la delincuencia sino para tratar de aminorar los abusos del mismo ejército y la policía estatal.

     Estos grupos, sin estar comunicados entre sí, han logrado una inevitable extensión. Han llegado a, por lo menos, 37 municipios en nueve estados de la República, entre los que se encuentran Chihuahua, Morelos, Jalisco, Veracruz, Michoacán, Tlaxcala, Estado de México, Oaxaca y Guerrero, entidad donde actúan por lo menos veinte grupos del total de los detectados hasta el momento.

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      La idea de autodefensa por parte de los pobladores de las comunidades no es nueva. Este modelo ha existido desde tiempos anteriores a la Revolución Mexicana, en territorios donde designaron, por sus propias costumbres y tradiciones, autoridades que vigilaban la seguridad de sus pobladores, protegiéndolos tanto de criminales como de autoridades del gobierno que trataran de perjudicarlos. Con el tiempo tomaron forma de instituciones con autoridad y hasta códigos de conducta claramente establecidos entre sus integrantes.

    Un ejemplo de esto se puede ver precisamente en el estado de Guerrero: la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y Policía Comunitaria (CRAC-PC) lleva al menos 17 años en funciones, con la diferencia de que está constituida de manera oficial y sus decisiones y proceder se asientan con el aval de sus comunidades.

    Existe entonces una clara diferencia entre estas colectividades que buscan crear instituciones alternativas más acordes con los intereses y derechos propios de sus localidades y los de grupos indígenas; y los llamados grupos de autodefensa, en los que encapuchados con arma en mano actúan más con un tono de amenaza y venganza que de prevención y reeducación de los infractores con trabajo comunitario, como las tradicionales policías comunitarias.

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      En este sentido, existe un antecedente más: en Colombia, en los años noventa surgieron con argumentos similares las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), las cuales, financiadas por particulares y gente del gobierno en turno, tuvieron un lamentable destino al convertirse en un grupo paramilitar más al servicio de sus propios intereses, y pasaron de ser una “solución” a un problema mayor, pues realizaron peores actos delictivos que los que inicialmente pretendían combatir.

       Posiblemente, el desinterés de las autoridades mexicanas por controlar el surgimiento de estos grupos podría obedecer a un intento de obtener un mayor presupuesto de la Federación por concepto de seguridad, dinero que nunca llegaría a su destino y se perdería en la maquinaria burocrática, como ha sucedido tantas veces en el pasado.

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Pero, ¿cuál es la verdadera razón de su existencia? ¿Será un auténtico acto de  desesperación de estas comunidades o una excusa para la intervención privada en la seguridad pública en el interior del país? ¿Será una prueba de la complicidad de las autoridades con los grupos de narcotraficantes que tienen controlado gran parte de México? Es necesario pensar en ello.

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Una respuesta a Seguridad

  1. Mario Samuel Rico dijo:

    Esta es la primera parte de un artículo más extenso y de una realidad más compleja, situación que no mejora pero que si va quedando en el silencio. Al parecer en la primera fotografía de la nota se presenta una contradicción, sin embargo no es así; el ejército se encuentra ahí, pero el Estado simplemente no aparece por ningún lado. Las tropas solo pasan, aparecen para la foto y luego pasan. Sin embargo queda presente una pregunta: ¿a quién cuidan en realidad?

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